La producción integrada en España

Desde hace unos años, los sistemas de producción agraria que se aplican en el campo han ido evolucionando, motivados por la necesidad de ser más respetuosos con el medio ambiente así como por la exigencia de los consumidores, cada día más concienciados en el consumo de productos más naturales.

Ya de partida, la conciencia generalizada de productores y consumidores de fomentar el uso de técnicas más respetuosas, está presente incluso en el terreno de la llamada “producción convencional”, aquella que inicialmente, no tiene restricción alguna en la utilización de productos químicos.

Cada día, se utilizan técnicas más modernas e innovadoras, y muchas de ellas persiguen, no sólo la obtención de productos con los que atender la demanda del consumidor concienciado sino, al mismo tiempo, preservar el medio natural.

Se trata, pues, de encontrar el equilibrio entre una producción de vocación natural y respetuosa con el entorno, responder a la demanda del consumidor concienciado así como rentabilizar el proceso productivo. Esto es, conseguir productos de alta calidad, que garanticen la seguridad alimentaria, y preservar el agrosistema mediante la eliminación o el uso controlado de productos contaminantes.

A primera vista, todo parece indicar que hablamos de manera exclusiva de la llamada “Producción ecológica”, pero no es exactamente así, o no del todo, ya que como vamos a ver, existen algunos matices así como otros métodos alternativos que persiguen los mismos fines. Hablamos de otro sistema de cultivo cuyo nombre es bastante menos conocido para muchos y que responde al nombre de “Producción integrada”.

A grandes rasgos, podemos decir que la producción integrada es un sistema de cultivo que se encuentra en un lugar intermedio entre el sistema de producción intensiva (convencional) y el sistema de producción ecológico. Veamos en qué consiste y cuál son sus diferencias con el método de producción ecológica.

Como decíamos, los objetivos que se persiguen son prácticamente los mismos, pero su implementación nos va a mostrar algunas diferencias sustanciales.

En primer lugar debemos destacar su ámbito de aplicación, donde encontramos diferencias sustanciales, ya que mientras la producción ecológica abarca un escenario más amplio (la totalidad del sector agropecuario), la producción integrada se limita exclusivamente a la producción de alimentos vegetales, sin entrar en el terreno de la ganadería.

En lo que a la producción ecológica se refiere, existe una máxima por encima de cualquier otra: la prohibición taxativa de la utilización de los denominados “productos de síntesis“, esto es, aquellos productos químicos diseñados para proteger al campo de las plagas o ser utilizados como fertilizantes. Para ambas necesidades, el sistema de producción ecológica, se ve obligado a utilizar productos orgánicos y naturales. Estos productos son, por ejemplo, el estiércol o los abonos verdes. Aquí radica una de las diferencias más importantes entre ambos tipos de producción, ya que en el caso de la producción integrada, el uso de este tipo de productos sí está permitido. aunque es cierto, que están debidamente regulados y necesitan de justificación suficiente para su utilización.

Pero su justificación, no sólo responde al uso o no de determinados productos para llevar a cabo la producción, sino que intervienen muchos otros factores como el uso del agua, del terreno o del paisaje, así como diversas técnicas de trabajo.

A pesar de las diferencias entre la producción integrada y la convencional, en algunos países con un alto grado de concienciación en lo relativo al cuidado y preservación del medio ambiente, la agricultura integrada es vista como un sistema productivo “poco atractivo”,  que no va más allá del utilizado toda la vida. Estos, asocian un producto de alta calidad y respetuoso, exclusivamente al 100% ecológico.

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